La empresas deben considerar al usuario en su proceso de internacionalización. La compañía ha de ser consciente de que los productos y servicios tienen que adaptarse a los diferentes clientes.

Los costes a los que las empresas se enfrentan cuando entran en mercados extranjeros implican costes de lenguaje, reglas, religión y culturas. Para superar estos costes, la empresa debe contar con una ventaja competitiva.

Estandarización vs. Adaptación de los productos y servicios en la internacionalización

En la internacionalización a las organizaciones les encantaría contar con un producto o servicio 100% estandarizado, porque las adaptaciones suponen un coste. No obstante, la presión de adaptarse al nuevo mercado también debe considerarse en el comercio internacional. Se trata de balancear estos dos aspectos.

Las compañías tienen la necesidad de adaptarse y comprender las pautas de consumo en el mercado extranjero al que se pretenden expandir. Esa adaptación implica un coste. La empresa tiene que contratar empleados para comprender esos mercados diferentes, así como contar con los recursos y materia prima para el diseño de esos productos adaptados. Además, el producto o servicio debe adaptarse al mercado atendiendo a las regulaciones establecidas en cada país.

Algunos productos no requieren una adaptación, ya que su diseño apenas varías después de realizar ese estudio. No obstante, sí implica otros gastos como los relacionados con la distribución y el marketing.

La adaptación de los emprendedores a los mercados extranjeros puede encontrar múltiples soluciones o alternativas. En ocasiones, se puede necesitar incluso una dosis de creatividad. La adaptación del producto debe realizarse al seleccionar el país en el proceso de internacionalización.

La toma de decisión que afecta a la estandarización o adaptación del producto debe estar sustentada en una investigación del mercado, del cliente y la competencia. Según las necesidades de los clientes y del mercado, se realiza la adaptación o estandarización del producto.