La Gestión Ágil ha cambiado la Dirección de Proyectos, llegando mucho más allá y afectando, incluso, a los negocios. Las empresas intentan lidiar con la agilidad, aunque no es una tarea fácil, ni todas son capaces de hacerlo.
La predictibilidad consiste en la división de un proyecto en fases, como requisitos, diseño, construcción y pruebas. Sin finalizar una fase no comienza la siguiente. Las vueltas atrás no están preparadas, de manera que si en el diseño no se tomó bien algunos requisitos este ciclo se tambalea. Entre fase y fase hay un documento, de ahí que este ciclo de vida se denomine también ciclo de vida orientado por la documentación. El producto real se ve al final de este ciclo.
Los ciclos de vida iterativos se basan en el desarrollo del software de manera evolutiva e incremental, mostrando un prototipo al cliente con algunos de los requisitos establecidos, para el establecimiento de nuevos requisitos a partir del producto mostrado. Se trata de una construcción sobre la realidad a partir de ese feedback.
El ciclo de vida ágil es un ciclo iterativo extremo, en el cual las iteraciones se acortan a semanas, para aprender de los errores de manera rápida. Este ciclo supone una limpieza constante del producto, para no afectar a la productividad de los equipos y gestión de los proyectos. Estos aspectos son recogidos en los principios del manifiesto ágil.
La agilidad gana cada vez más fuerza y va acompañada de la buena gestión de los equipos. Se basa en que lo más determinante son las personas. Los equipos son más productivos cuando están más motivados. El aumento del tamaño del equipo no tiene el porqué implicar una reducción del tiempo del proyecto, sino que a veces incluso lo incrementa. Las responsabilidades se distribuyen el trabajo se desempeña en entornos óptimos.
0 comentarios